La violencia y otros males sociales que se viven hoy en nuestro país han reavivado la ya instalada discusión sobre la falta de seguridad y la mala vida que discurre en los actuales barrios privados. Sobre todo, los ubicados en las afueras de nuestras grandes ciudades capitales.
Se trata de un fenómeno de alcances globales, que se ha visto agravado por el consumo de drogas ilegales y variados fenómenos criminales, acompañados de graves conflictos sociales, derivados del condenable comportamiento de sus habitantes, originado en la intoxicación a la que se veían imulsados.
En nuestro país y actualmente, la más grave discusión gira entorno de los diferentes grados de inseguridad social a la que está sometido involuntariamente la gente de nuestros tiempos. En este contexto, parece mentira el sistema de vigilancia y seguridad que alcanzó a tener este pueblo, ¡cien años atrás!
Es increíble que muchos de nuestros antepasados cosanguíneos hayan sido capaces de saborear las mieles de este paradisíaco lugar. Y más increíble todavía es, que se trata de una parte de nuestra propia historia ancestral; la más íntima y secreta historia de "La muy noble y leal" ciudad de Santiago del Estero, capital de la más antigua de Las Provincias del Virreinato del Río de la Plata.
Cuando analicemos los detalles de esta increíble historia, no podremos dar crédito sobre las afirmaciones que se vierten en este artículo originado en nuestro prestigioso matutino "El Liberal". Nos habla de la existencia del primer (quizá) barrio privado (country) que tuvo la Argentina, ubicado al sudoeste de la provincia de Santiago del Estero y nada menos que hace 100 años; a principios del siglo pasado. Un verdadero paraíso donde la palabra "inseguridad" no existía en el vocabulario cotidiano de la gente.
Las capturas de imágenes que presentamos aquí han sido obtenidas a partir de una publicación (un libro totalmente a colores) que data del año
2006 de la
Editorial El Liberal llamada
"El Santiago Desconocido", que hoy está completamente agotado (desafortunadamente no puede comprarme el libro).
Nuestra historia es extraída de entre éstas páginas, pero insto a todos ustedes a obtener el libro completo, aunque más no sea mediante un fotocopiado a colores. Tiene muchas otras historias capaces de atraer y capturar nuestra mirada nostálgica.
La inaccesibilidad actual de este libro me obligó a recurrir al archivo de El Liberal y a colecciones familiares particulares de algunos parientes t amigos; de quienes tenemos preparados unas entradas para mostrarlas en este sitio. Todas ellas son historias verdaderamente fascinantes, que llegarán -al menos- a serenar nuestras ansias de conocimientos apologísticos sobre nuestros ancestros. Será un bálsamo para nuestras almas.